Carnaval de Toros

Cuando recibí la invitación de visitar a la Pauly_musical, me contó que además de Salpatapallapa (Salamanca) podríamos ir a ver el "Carnaval del Toro" de Ciudad Rodrigo.
Pues bien, el ver un carnaval con máscaras y disfraces no me llamaba mucho la atención, pero por un momento pude captar la frase completa, y entendí que tambien decía "Toro"... mmm... interesante me dije, y pregunté que era entonces el carnaval. Resultó que se hacen encierro de toros que pasean por la ciudad, y cualquier mozuelo con coraje puede acercarse y encerrarlos en la plaza que fué construida (cada año desde 1493) para la ocasión.
Así fue como llegamos el domingo a Ciudad Rodrigo, un poco tarde porque el bus salió a las 11, pero bueno, llegamos justo a tiempo para ver como alrededor de 70 muchachos (y no tan muchachos) estaban en el centro de la plaza con unos toros, algunos no muy bravos, pero que con el tiempo fueron mejorando.
¿El objetivo?... mmm... no lo tengo muy claro, pero la idea era entretener a la audiencia. Así fue como el público ovacionó a unos machos que saltaron a los toros, así uno tras otro comenzaron a darle alegría al público mientras ejecutaban sus mejores piruetas sobre el toro y otros probaban en el papel de torero. Incluso uno de ellos saltó sobre los lomos del toro mientras este venía persiguiendo a un muchacho, y con una impecable "vuelta carnero" rodó sobre los lomos del noble animal para caer parado detrás de él.
Obviamente (y es algo que todos saben, y que incluso esperan) suceden desgracias, como cuando un muchacho presa del terror se quedó parado frente a un toro, y no encontró mejor forma de salvarse que afirmando los cuernos del animal... como si fuera a ganarle en fuerza a este. El resultado fue que lo debieron sacar entre varios, mientras perdía sangre por las multiples cornadas con que lo embistió el taurino, el cual lo subía y bajaba con sus cuernos como si fuera un muñeco de trapo.

¿Y qué hice yo?... jejeje... ¿es lo que todos esperan saber cierto? quieren saber si tuve más agallas que mesura... pues hice una combinación de ambas. Sí, bajé a la plaza, saludé a mis amigos, sentí como siente un torero... sólo con la salvedad que ya no habían toros en ella. Sí, soy un cobarde. Ya no soy ese lolito que sigo queriendo ser... que pena, y eso que fui con mis zapatillas adolecentes Adidas y todo.

(el salto es real...)

Pero bueno, como quien dice:

"el tiempo pasa... nos vamos poniendo viejos".